Si hay algún cuadro silencioso, recóndito, íntimo, una verdadera representación de la belleza más pura, no solo inmaterial sino intelectual, es este. Se llama El arte de la pintura. Sin embargo, ella tiene una trompeta en la mano, una trompeta que podría haber resonado en el inicio del Vespro della Beata Vergine, de Claudio Monteverdi, y un libro cerrado que abierto podría ser la Hypnerotomachia Poliphili, de Francesco Colonna, con ilustraciones atribuidas a Mantegna y preciosamente editado por Aldo Manuzio. ¿Por qué no? ¿Conocería Vermeer el libro? ¿Habría escuchado la composición musical?
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