El descubrimiento del Secreto de Melusina, Guillebert de Mets, hacia 1410, Biblioteca Nacional de Francia.

El descubrimiento del Secreto de Melusina, Guillebert de Mets, hacia 1410, Biblioteca Nacional de Francia.

Era un hada de la Provenza que tuvo el capricho de enamorarse de un mortal, el noble señor de Lusignan. Ante sus súplicas, la reina de las hadas la transformó con un hechizo en una joven de singular hermosura y la autorizó a casarse, pero con una condición: que el sábado de cada semana retornaría a su estado original y durante ese día nadie debía verla. De manera que el señor de Lusignan llevó al altar al hada Melusina y durante un tiempo fueron los esposos más felices que cabe imaginar, pues además del amor los acompañaba la fortuna y obtenían el éxito en cuantas empresas acometían, consiguiendo honores y riquezas sin cuento. Naturalmente, ella se encerraba cada sábado en un baño que había hecho construir junto a su alcoba y allí pasaba todo el día. Al principio, su marido no le daba importancia a semejante manía, que se le antojaba muy propia de cualquier mujer. Pero su maldita curiosidad acabó por perderlo…

El señor de Lusignan llegó a sentir una terrible curiosidad sobre lo que haría, cada viernes, su esposa y uno de ellos le dijo que se iba de caza, pero se quedó escondido en el castillo, y en cuanto ella se encerró en el baño salió de su escondite y se puso a mirar por el ojo de la cerradura…

Vio a una criatura monstruosa: mujer hasta la cintura, aunque tan vieja como el mundo, y de ahí para abajo terrible dragón, cubierto de escamas, dotado de espantosas zarpas y gigantescas alas, semejantes a las de los murciélagos. Al sentirse observada, la fiera, lanzando feroces alaridos, escapó por la ventana envuelta en una nube de humo azufrado, sin que jamás se volviera a saber de ella…*

 

*Extraído de Los zapatos de Murano de M.F.P.